¿Qué ofrece esta isla Maravillosa?

Sri Lanka, donde la historia se entrelaza con la leyenda

espacio natural con ruinas arqueológicas de piedra antiguas

Sri Lanka, la “lágrima del Índico”, es una isla cuya historia se pierde en los albores del tiempo, donde lo real y lo legendario se abrazan en un relato fascinante. Habitada desde al menos el 10.000 a. C., esta tierra vio nacer hacia el siglo V a. C. una de las civilizaciones más avanzadas del sur de Asia, sostenida por un sofisticado sistema de riego que transformó el paisaje y permitió siglos de esplendor.

Este auge perduró hasta el año 1200 d. C., cuando, por razones aún envueltas en misterio, comenzó su decadencia. La vida se desplazó entonces hacia el norte, en la península de Jaffna, y hacia las costas del sur y las frescas tierras altas del interior.

Se cree que la actual ciudad de Galle pudo haber sido el legendario puerto de Tharsis, desde donde el Rey Salomón recibía marfil y pavos reales, tal como narra la Biblia. Y según el Rāmāyaṇa, una de las grandes epopeyas de la India, fue aquí donde el príncipe Rāma sitió y conquistó la capital del Rey demonio Rawana, entre relatos de amor, guerra y dioses.

Viajar a Sri Lanka es sumergirse en un pasado que aún vive en sus ruinas, sus templos y sus paisajes. Es dejarse llevar por una historia milenaria que, aunque escrita en piedra y leyenda, aún late bajo cada palmera y cada ola.

Edad Antigua – El Reino de Anuradhapura: El Nacimiento de la Civilización Cingalesa

La historia documentada de Sri Lanka comienza con la fundación del legendario Reino de Anuradhapura, uno de los reinos más antiguos y duraderos del sur de Asia. Los primeros relatos fiables provienen de la traducción del Mahavamsa (“El Gran Linaje”), obra monumental traducida por George Turnour, que narra los orígenes del pueblo cingalés y su conexión directa con la historia budista.

Según el Mahavamsa, en el mismo año de la muerte de Buda Shakyamuni (543 a. C.), el príncipe Vijaya —hijo de Sihabahu y procedente del norte de la India— desembarcó en la isla de Ceilán con 700 hombres. Tras vencer a los indígenas yakkas, Vijaya se casó con la princesa Kuveni, de origen demoníaco según las tradiciones locales. Sin embargo, al descubrir su linaje no real, Vijaya la desterró junto a los hijos que tuvo con ella, marcando así el inicio de una nueva dinastía y el comienzo de la era histórica de Sri Lanka.

  • División territorial de la antigua Ceilán

Durante esta etapa, la isla se dividió en tres grandes regiones:

  • Pihitti o Raja Ratta (norte): sede de los reyes y corazón político del reino.

  • Maya Ratta (zona central): conocida por su riqueza agrícola y espiritual.

  • Ruhuna Ratta (sur): bastión de resistencia y cuna de importantes líderes locales.

  • Reino de Anuradhapura: una civilización milenaria

El Reino de Anuradhapura fue gobernado por 54 reyes, siendo Mahasena (fallecido en el año 302 d. C.) el último de esta primera dinastía. Aunque varias ciudades fueron capitales durante esta era, fue bajo el reinado de Uttiya (267 a. C.) cuando Anuradhapura se consolidó como el centro político, espiritual y cultural del reino.

  • La llegada del budismo y la era dorada

En el año 307 a. C., durante el reinado de Devanampiya Tissa, el budismo llegó a Sri Lanka desde la India, introducido por Mahinda, hijo del emperador Ashoka. Este acontecimiento transformó profundamente la cultura, el arte y la arquitectura de la isla, convirtiendo a Anuradhapura en uno de los centros budistas más importantes del mundo antiguo.

A lo largo de los siglos, los reyes como Dutugemunu (c. 200 a. C.), Gajabahu I (c. 100 a. C.) y Parakramabahu I (1153–1186 d. C.) destacaron por su resistencia frente a las invasiones tamiles y su impulso al desarrollo económico, social y religioso de la isla.

  • Decadencia y cambio de capital

Tras la caída de Anuradhapura, comenzó el período de los Sulawansa (la “baja dinastía”), que contó con más de 110 reyes, culminando en la figura de Sri Vikrama Rajasinha, depuesto en 1815. Esta etapa estuvo marcada por guerras civiles, usurpaciones y la pérdida de la unidad nacional. La capital cambió varias veces, hasta asentarse en Kandy (1685), último bastión de la monarquía cingalesa, ya bajo reyes de origen malabar.

Durante este tiempo, el comercio exterior estuvo en gran medida en manos de comerciantes árabes, quienes desempeñaron un papel clave en la economía isleña.

Edad Media en Sri Lanka: Entre Reinos Cingaleses y Conquistas Europeas

La Edad Media en Sri Lanka estuvo marcada por la fragmentación interna, los conflictos entre reinos locales y el inicio del interés europeo por la isla, debido a su estratégica posición en las rutas comerciales del océano Índico.

En 1505, una flota portuguesa al mando de Lourenço de Almeida, procedente de Goa, llegó por accidente a la costa de Galle, en el sur de la isla. Aunque su objetivo era combatir el dominio árabe en la India, su llegada marcó el inicio de una nueva era para Ceilán. Almeida encontró la isla dividida en siete reinos independientes, lo que facilitó la posterior penetración europea.

En 1517, los portugueses regresaron bajo el mando de Lopes Soares de Albergaria. Al año siguiente, lograron un acuerdo con el rey de Kotte, que gobernaba parte del suroeste, para establecer una colonia cerca de Colombo, que poco a poco se transformó en un asentamiento fortificado.

La expansión lusa generó resistencia. Los cingaleses, aliados con los comerciantes moros, intentaron expulsarlos sin éxito. A pesar de ello, la dominación portuguesa se mantuvo durante 140 años, caracterizada por una política brutal de represión y cristianización forzada, lo que les granjeó el odio de gran parte de la población, especialmente de los musulmanes.

  • La llegada de los neerlandeses

Ese descontento allanó el camino a los neerlandeses, quienes desembarcaron en Batticaloa en 1602, liderados por el almirante Joris van Spilbergen. Su objetivo era establecer alianzas comerciales y estratégicas, y pronto encontraron un valioso aliado en el rey de Kandy, enemigo acérrimo de los portugueses.

A lo largo de las décadas siguientes, los holandeses intensificaron su presencia:

  • 1609: fundan una colonia en Kottiar, aunque fueron expulsados por los portugueses.

  • 1638–1639: destruyen varios fuertes portugueses en la costa este.

  • 1644: Negombo cae en manos neerlandesas.

  • 1656: Colombo, principal bastión portugués, es tomado por los holandeses.

  • 1658: los portugueses son definitivamente expulsados de Jaffna, su último reducto en la isla.

Así terminó la era portuguesa en Sri Lanka, dando paso a la dominación holandesa, que a su vez abriría la puerta a una nueva potencia europea: el Imperio Británico.

Edad Moderna en Sri Lanka: De la Ruta del Comercio al Imperio Británico

Durante la Edad Moderna, Sri Lanka fue escenario de una creciente competencia entre potencias coloniales europeas, interesadas por su posición estratégica y su riqueza natural. Mientras los neerlandeses se centraron principalmente en el comercio —especialmente de canela, perlas y marfil—, los británicos tenían ambiciones más amplias: controlar toda la isla.

Primeros intentos británicos

En 1763, los británicos enviaron una misión diplomática desde Madrás al reino de Kandy, con la esperanza de establecer una alianza. Sin embargo, las negociaciones fracasaron. Años después, en 1782, sir Hector Munro tomó la ciudad portuaria de Trincomalee, entonces bajo dominio neerlandés. Sin embargo, los franceses la reconquistaron poco después y la devolvieron a los Países Bajos.

  • Avance británico y caída de los neerlandeses

La oportunidad definitiva llegó en 1795, cuando un rey cingalés solicitó apoyo británico. Una nueva expedición, dirigida por el general James Stuart, zarpó nuevamente desde Madrás. Los británicos ocuparon Trincomalee, y rápidamente extendieron su control sobre Jaffna, Kalpitiya, Negombo y, finalmente, Colombo en 1796.

En 1798, Ceilán fue oficialmente declarada colonia separada del Imperio Británico, convirtiéndose en la primera en recibir este estatus. La soberanía británica fue formalmente reconocida por el Tratado de Amiens en 1802, y la isla quedó administrativamente unida a la Presidencia de Madrás, en la India británica.

  • El fin del Reino de Kandy

La independencia del reino de Kandy llegó a su fin en 1815, cuando los británicos destronaron al último monarca cingalés, Sri Vikrama Rajasinha, acusado de crueldades y represión. Con su caída, toda la isla pasó a estar bajo control británico, marcando el fin de más de dos mil años de reinos indígenas.

  • Rebeliones y resistencia

A pesar de la aparente estabilidad, el dominio británico enfrentó varias rebeliones locales:

  • 1817–1818: la Rebelión de Uva, en defensa de la autonomía cingalesa.

  • 1834 y 1843: alzamientos menores contra la administración colonial.

  • 1848: la Gran Rebelión, liderada por monjes budistas y campesinos contra las reformas económicas impuestas por el gobernador Lord Torrington. Esta revuelta, aunque brutalmente sofocada, se convirtió en un símbolo de resistencia nacional

Siglo XX en Sri Lanka: Del Colonialismo a la Independencia

El siglo XX marcó una profunda transformación política y social en Sri Lanka (entonces conocida como Ceilán), que pasó de ser una colonia británica a un estado independiente en un proceso lleno de tensiones, reformas y conflictos étnicos.

  • Primeros pasos hacia la autonomía

En 1909, bajo la iniciativa del coronel Seely, subsecretario de Estado británico, se llevó a cabo un intento de reforma política que incluyó, por primera vez, la elección de un representante indígena en el consejo legislativo. Aunque fue un paso hacia la inclusión, la medida generó controversia, especialmente por cuestiones relacionadas con el sistema de castas, lo que contribuyó a un clima de creciente tensión.

Durante la Primera Guerra Mundial, en 1915, estalló un grave conflicto entre musulmanes y budistas, acompañado de huelgas y disturbios. La falta de reacción firme por parte del gobernador y del secretario general permitió que la situación se desbordara, obligando a las autoridades a imponer la ley marcial.

  • Reformas políticas y participación local

Durante el mandato de sir William Manning (1918–1925), se impulsaron reformas legislativas que permitieron una participación creciente de los cingaleses en el gobierno. En las décadas de 1920 y 1930, el sufragio fue ampliado progresivamente, permitiendo finalmente el voto universal. En 1931, Sri Lanka se convirtió en el primer país asiático en conceder el derecho al voto a las mujeres, un hito democrático en la región.

Independencia y nuevos desafíos

El 4 de febrero de 1948, Sri Lanka alcanzó finalmente su independencia del Reino Unido, uniéndose a la Comunidad Británica de Naciones. El primer gobierno fue liderado por el Partido Nacional Unido (UNP), dominado por una élite de habla inglesa, heredera del sistema colonial.

Sin embargo, las tensiones étnicas pronto emergieron. En 1956, el Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP), fundado por Solomon W. R. D. Bandaranaike, llegó al poder tras derrotar al UNP. Su primera medida significativa fue declarar el cingalés como idioma oficial, en un intento por reafirmar la identidad nacional y reducir la influencia colonial. Esta decisión, sin embargo, provocó una fuerte reacción en la comunidad tamil, que representaba cerca del 24% de la población al momento de la independencia.

Además, el primer gobierno independiente negó la ciudadanía a los tamiles de origen indio, muchos de los cuales habían sido llevados por los británicos como mano de obra para las plantaciones. La combinación de estas medidas generó un profundo sentimiento de discriminación entre los tamiles, sembrando las raíces de un conflicto étnico que marcaría el futuro del país durante décadas.

Guerra Civil en Sri Lanka: Conflicto étnico, insurgencias y lucha por el poder

La historia reciente de Sri Lanka estuvo profundamente marcada por décadas de conflicto interno, violencia política y una larga guerra civil que enfrentó al gobierno central con insurgencias de izquierda y movimientos separatistas tamiles. Esta etapa trágica dejó miles de víctimas y profundas heridas sociales que aún hoy forman parte de la memoria colectiva del país.

  • Insurgencias marxistas y movimientos revolucionarios

El movimiento comunista en Ceilán (actual Sri Lanka) comenzó a tomar forma con la fundación en 1935 del Lanka Sama Samaja Party (LSSP), de orientación trotskista. Con el tiempo, surgieron escisiones, como el Partido Comunista de Ceilán (CP) y, posteriormente, la Facción China (maoísta) y el Mahajana Eksath Peramuna (MEP) en la década de 1960.

Una de las escisiones más influyentes fue el Janatha Vimukthi Peramuna (JVP), fundado en 1965 por Rohana Wijeweera, con una fuerte inspiración guevarista y revolucionaria. Durante cinco años, el JVP se organizó en áreas rurales con proyectos agrarios autogestionados, preparando una insurrección armada.

En la madrugada del 5 al 6 de abril de 1971, el JVP lanzó un ataque coordinado contra estaciones de policía en múltiples distritos del país, tomando temporalmente el control de varias regiones y ciudades, como Elpitiya y Deniyaya. La rebelión fue aplastada en menos de tres semanas por el ejército, con la recuperación de todas las posiciones rebeldes hacia el 25 de abril.

  • El conflicto étnico y la guerra civil tamil

Paralelamente, crecía el descontento de la comunidad tamil, alimentado por décadas de discriminación lingüística, exclusión política y negación de derechos, especialmente a los tamiles de origen indio.

En 1983, un violento pogromo antitamil conocido como “Julio Negro” marcó el estallido oficial de la guerra civil en Sri Lanka, tras años de tensiones étnicas. A partir de entonces, el grupo separatista Tigres de Liberación del Eelam Tamil (LTTE) inició una lucha armada por la creación de un estado independiente en el norte y este de la isla.

  • Intervención india y escalada del conflicto

En un intento por estabilizar la situación, el gobierno de Sri Lanka firmó un tratado de paz con India en 1987, lo que llevó al despliegue de las Fuerzas de Paz Indias (IPKF). El acuerdo incluía la restitución del tamil y el inglés como lenguas oficiales y una promesa de mayor autonomía para las provincias tamiles.

Sin embargo, la presencia militar india generó más tensiones, tanto con el LTTE como con sectores nacionalistas cingaleses. En 1990, las fuerzas indias se retiraron tras sufrir fuertes bajas. La guerra se intensificó, especialmente en el norte del país, dejando decenas de miles de muertos.

Entre 1987 y 1990, también resurgió la violencia del JVP, ahora convertido en un grupo insurgente de extrema izquierda. Su represión por parte del gobierno fue brutal: se estima que entre 25.000 y 50.000 civiles murieron durante ese período. El presidente Ranasinghe Premadasa fue asesinado por un escuadrón suicida del LTTE en 1993.

  • Nuevos gobiernos y fracasos en el diálogo

Poco antes de las elecciones presidenciales de 1994, otro candidato del UNP fue asesinado. En las elecciones de noviembre, Chandrika Kumaratunga, hija de Solomon y Sirimavo Bandaranaike, fue elegida presidenta. Nombró a su madre como primera ministra y trató de iniciar diálogos de paz con el LTTE, ofreciendo autonomía regional.

Sin embargo, las negociaciones fracasaron. En 1995 y 1996, las hostilidades se reanudaron con ataques y atentados por parte del LTTE, y ofensivas militares del gobierno en el norte del país.

En 1997, el gobierno presentó un nuevo proyecto constitucional que otorgaba autonomía parcial a las minorías étnicas, pero fue rechazado por los líderes separatistas. El LTTE respondió con una serie de atentados en Colombo y Kandy, mientras las Fuerzas Armadas intentaban recuperar territorios controlados por los rebeldes.

Siglo XXI en Sri Lanka: Entre la Paz y la Guerra

El siglo XXI comenzó para Sri Lanka con grandes esperanzas de paz tras décadas de conflicto, pero también con nuevos desafíos políticos, desastres naturales devastadores y el fin sangriento de la guerra civil que marcó la historia moderna del país.

  • Entre la guerra y el diálogo (1999–2004)

La presidenta Chandrika Kumaratunga, herida en un atentado suicida del LTTE (Tigres de Liberación del Eelam Tamil) en 1999, fue reelegida en diciembre de ese año. Prometió continuar la ofensiva militar contra los rebeldes mientras ofrecía mayor autonomía a las regiones tamiles. Para ese entonces, el conflicto ya había dejado más de 60.000 muertos y consumía cerca del 30% del presupuesto nacional.

En 2001, el Partido Nacional Unido (UNP) ganó las elecciones parlamentarias, y su líder Ranil Wickremesinghe asumió como primer ministro. En febrero de 2002, el gobierno firmó un alto el fuego permanente con los Tigres Tamiles. La tregua fue supervisada por observadores escandinavos, y la ONU ofreció ayuda humanitaria para reconstruir el norte del país.

El líder del LTTE, Velupillai Prabhakaran, regresó del exilio y anunció el fin de los atentados suicidas, mientras exigía que se levantara la prohibición oficial sobre su movimiento, algo que el gobierno aceptó en septiembre de 2002.

Sin embargo, en abril de 2003, el LTTE suspendió su participación en las negociaciones, argumentando la falta de progreso y las duras condiciones de vida de los desplazados. En noviembre, presentaron un plan para una administración autónoma tamil en el noreste, pero se negaron a desarmarse sin un acuerdo definitivo. Ese mismo mes, en ausencia del primer ministro, la presidenta suspendió el Parlamento y destituyó a tres ministros clave, generando una grave crisis política.

  • El tsunami de 2004 y la esperanza efímera

El 26 de diciembre de 2004, Sri Lanka fue uno de los países más golpeados por el tsunami del océano Índico, que dejó más de 30.000 muertos, cientos de miles de desplazados y arrasó la costa este y sur de la isla.

La catástrofe natural trajo una pausa temporal en la violencia. En junio de 2005, el gobierno y el LTTE acordaron compartir los fondos de reconstrucción, que ascendían a casi 3.000 millones de dólares en ayuda internacional. Sin embargo, este pacto provocó la salida del Frente Popular de Liberación (JVP) de la coalición de gobierno.

En agosto de 2005, el asesinato del canciller Lakshman Kadirgamar, crítico del LTTE, hizo tambalear nuevamente el proceso de paz. En las elecciones de noviembre, Kumaratunga fue derrotada por el nacionalista Mahinda Rajapaksa, quien adoptó una línea dura contra los separatistas.

  • Regreso al conflicto y ofensiva final (2006–2009)

A partir de 2006, los enfrentamientos entre el gobierno y el LTTE se reanudaron con fuerza. En 2008, el gobierno de Rajapaksa declaró oficialmente el fin del alto el fuego. La ofensiva militar definitiva comenzó en enero de 2009, con el ejército avanzando sobre los últimos bastiones rebeldes en el noreste del país.

El 26 de abril de 2009, el responsable humanitario de la ONU, John Holmes, denunció la grave situación de más de 150.000 civiles atrapados en zonas de combate. A pesar de los llamados internacionales para una tregua, el gobierno rechazó cesar la ofensiva, argumentando que ello permitiría al LTTE reagruparse.

El LTTE anunció un alto el fuego unilateral, mientras que la ONU estimaba más de 6.500 civiles muertos y 14.000 heridos desde el inicio de la ofensiva final. El conflicto concluyó oficialmente en mayo de 2009, con la derrota militar total del LTTE y la muerte de su líder Prabhakaran.

  • Un país en reconstrucción

El fin del conflicto no trajo paz inmediata. La comunidad internacional expresó su preocupación por el trato a los prisioneros de guerra, los campos de desplazados y la necesidad de reconciliación nacional. El gobierno de Rajapaksa defendió su postura y mantuvo un control estricto sobre las regiones del norte, al tiempo que impulsaba proyectos de infraestructura.